domingo, 16 de diciembre de 2012

Capítulo 1

 Y otro día más, tenía que ir al instituto. Me levanté de un salto, y fui a la ducha. Cuando terminé de ducharme abrí el armario. Cogí unos tejanos cortos y una camiseta caída. Me puse unas vans lilas y fui a almorzar. Ahí estaba mi madre, como siempre hablando con la cocinera. Y ahora os preguntaréis que hago yo con una cocinera en mi casa, ¿no? Pues es muy fácil. Mi madre se gana muy bien la vida, y es medio rica, pero yo, me veo como una chica normal, no voy a colegios privados, no llevo ropa “pija” ni nada de eso, soy una chica como todas, normal. Puede que viva en una gran casa, pero sigo siendo la misma, una chica de pelo largo y rubio, y ojos verdes. Alta y como todas, normal.
-Hola hija, ¿Cómo has dormido?-Me preguntó mi madre- Venga desayuna, que vas a llegar tarde.- Sé levantó de la mesa y me dio dos besos.
-Bien, he dormido bien, ahora voy.-Le contesté. Me dirigí a la cocinera- No hace falta que me prepares nada, ya lo hago yo, gracias.
Me preparé unas tostadas con mantequilla y un vaso de leche con cacao. Me bebí la leche y me comí las tostadas. Subí hasta mi habitación, cogí la mochila, el móvil y los cascos y bajé a despedirme de mi madre.
-Adiós mamá, hasta esta tarde, vendré un poco más tarde, he quedado con Samantha. Te quiero- Le dije dándole dos besos.
-Adiós cariño, de acuerdo, yo también te quiero.-Me contestó
Me puse los cascos y empecé a escuchar “When you’re gone” de Avril Lavigne. Fui caminando hasta el instituto, que me quedaba a unos 15 minutos de mi casa. Vi a Kate, que como siempre, estaba en la puerta, con su cigarrillo en la boca.
-Hola Kate-Le di dos besos- Ya estamos otra vez fumando-Le dije soltando una carcajada.- Eres lo que no hay.
-Hola Em, si, ya estamos otra vez, pero sabes que cuando no estoy bien, fumo.-Me dijo cabizbaja.
-Lo sé, pero hay otras maneras de pasar el tiempo cuando no estás bien. ¿Por qué no te vienes hoy a casa de Sam? Yo voy…-Le dije poniendo cara de angelito.-Venga, porfi…
-Bueno vale, pero solo porque me lo dices tú.- Me contestó.
Sonó el timbre, Kate tiró el cigarrillo al suelo, y lo apagó con la suela de su zapato. Entramos a clase, y como no, había unos diez chicos rodeando a Jess. Jess era la típica chica perfecta, rubia, con ojos azules, alta y delgada, modelo...La gente decía que se parece a mí, y la verdad, un poco sí, pero tenemos algo que nos hace muy diferentes, ella es popular, yo, no. Todos los chicos estaban enamorados de ella, y ella, cada semana se enamoraba de uno. Típico de ella, un día con uno, otro día con otro, cosas de la vida. De golpe entró la directora, no parecía estar muy contenta.
-Chicos, sentaros, tengo que deciros algo.-Dijo muy seria.- Lucy, la profesora de mates, no podrá venir en un tiempo, tiene cáncer, cáncer de pulmón, y, bueno, no está muy bien.-Mientras decía esas palabras, le empezaron a caer tímidas lágrimas.
Cuando dijo la última sílaba de la palabra, media clase se puso a llorar, algunos se abrazaban, otros hablaban, y yo estaba ahí, en un rincón de la clase, tapándome las manos para que la directora no me viera con el móvil. La verdad, a mi me hacia pena, a mí también me cayeron lágrimas, pero no había nadie que me las secara, nadie. Decidí levantarme un momento, ya que estaba un poco mareada, pero lo último que sentí fue mi cabeza, golpeándose contra mi silla.
EN LA HABITACIÓN DE UN HOSPITAL
Em estaba tirada en la cama, con la cabeza vendada, y algún que otro moratón en los brazos. Yo, no sabía muy bien que le había pasado, sólo sabía que se había desmayado, y que no daba señales de vida mientras intentaban reanimarla. 

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